Centro histórico ,
calles García Moreno y Sucre.
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HORARIOS:
Lunes a viernes de
10:00 a 13:00 y de 14.00 a 17:00.
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COSTOS:
Extranjeros Adultos 4.00/Estudiantes 2.00; Adultos nacionales 2.00/estudiantes 1.00 / niños (menores de 12 )y tercer edad gratis.
Una vez redactada
la Constitución de la Orden de La
Compañía de Jesús la misma es aprobada
por el Papa Paulo III en la Bula Papal ““Regimen
Ecclesiae Militantes”,
comienza con su labor misionera alrededor del mundo, ejerciendo su
carisma: EDUCAR, MISIONAR Y EVANGELIZAR; dedicándolo todo A La Mayor Gloria De
Dios e inculcando siempre El Ser Mas Para Servir Mejor.
Para el momento en
que se produce el fallecimiento de San Ignacio de Loyola en 1556 se calcula
había aproximadamente más de 1000 jesuitas cumpliendo con esta labor.
Con San Francisco de Borja como, III General de
La Compañía de Jesús se produce la
llegada de los primeros jesuitas a América. San Francisco de Borja, Duque de
Gandía hasta antes de su conversión, se
convertiría en uno de los generales más
influyentes de la Comunidad, para muchos
considerado como el general que refundo
la Orden. Creo varios colegios, ayudo al Colegio de Roma, edito las reglas de
la Comunidad, apoyo a la construcción de la Iglesia de Il Gesu, puso mucho
atención a las Misiones, y por petición
de Felipe II envía en el año de 1568 a
los primeros jesuitas a Lima con la
orden de extenderse lo más rápido posible hacia el norte y el sur,
recordar que a Brasil llegan en 1547.
Lo históricamente
interesante es que antes de la llegada de este primer grupo ya un quiteño se unió a la Orden en Lima su
nombre, Domingo de Bermeo quien únicamente llego a ser hermano coadjutor.
Un año antes de la
llegada definitiva en 1586 llega un grupo de avanzada: el Padre Juan Gómez y el
Hermano Miguel Marco por Guayaquil y por Chachapoyas y Jaén ingresan los Padres
Miguel Fuentes y Cristóbal Sánchez, al cabo de siete meses llegan a Quito y se
instalan en una casa en la Loma Grande, después los dos primeros parten hacía
Ambato y los otros dos se embarcan como capellanes en la escuadra que
combatiría a los piratas franceses que atacaban por las costas del Pacífico.
Por pedido del
Obispo de Quito, el dominico Pedro de la Peña y de la Real Audiencia de Quito;
el Provincial de los Jesuitas en Lima, Juan de Atienza envía el 11 de Junio de 1586 a la ciudad de
Quito al grupo definitivo de Jesuitas, al mando del Padre Baltasar Piñas
(Superior), Diego González de Holguín conocido lingüista por su gramática y
diccionario quichua, Juan de Hinojoza venía como lector de artes, y el Hermano
Coadjutor Juan de Santiago, estos llegaron el 19 de Julio de 1586, se hospedan
en el Hospital de la Misericordia y al cabo de pocos días predican a los
indígenas del Sector de Santa Bárbara en su propia lengua como acostumbraban
realizarlo en Cuzco, sería esta la última Comunidad Religiosa en instalarse en
la ciudad.
Como era costumbre
de los Padres Jesuitas al llegar a nuevos territorios lo primero que hacían es
aprender la cultura de ese pueblo,
básicamente su idioma y después introducir nuevas enseñanzas la más
utilizada el uso de la música.
En efecto a su
llegada a la Compañía de Jesús se les
asigna algunas casas vecinas a la iglesia de Santa Bárbara, en el antiguo barrio indígena
Hanak-Huari, para 1587 llegan a este sitio tres jesuitas más y se ve ya la
imperiosa necesidad de buscar un sitio más propicio para la construcción del
Templo y del Colegio Jesuita, más no sería solo hasta el 1 de enero 1589 en que salen del mismo.
Adquieren entonces
la casa de Luis de Cabrera con la posibilidad también de adquirir la casa
vecina que les ofreció también Benito Gutiérrez, hablamos del actual del
Palacio Arzobispal, imposibilitados de quedarse allí por antiguos derechos de
los Agustinos, en ese momento se les va a facilitar entonces la compra de los
terrenos al sur de la Catedral los mismos que pertenecían al canónigo Alonso de
Aguilar, lo hicieron a crédito por un valor de 11500 pesos.
Para el año de 1594
se funda el Seminario de San Luis,
inmediatamente el Obispo Luis López de Solís con carta dirigida al Rey
Felipe II informa el encargo a la Comunidad Jesuita de la dirección del mismo,
para el año de 1595 en los terrenos ya adquiridos al sur La Catedral de Quito (frente al actual
Templo) se construye el colegio y el templo de San Jerónimo, respecto a
este templo se lo refiere como muy
rústico hecho de paja, madera y adobe, para lo cual colaboraron indígenas
cofrades; tres años más tarde se realiza
una permuta entre el colegio y el Templo
de San Jerónimo con las casas donde funcionaba el Colegio Seminario de San Luis
el mismo que ya estaba a cargo de la Orden, estas estaban ubicadas junto al
actual templo y así mediante trueques y compras se extienden por toda la manzana
logrando abarcar “ cuatro cuadras en cuadro”, los
terrenos donde se levantaría posteriormente el
actual Templo se los adquirió el 25 de Enero de 1605 a Francisco Suárez de
Figueroa por un valor estimado de 6700 pesos,
mucho tuvo que ver en este gran emprendimiento Juan de Clavería, natural
de Aragón a quien Pedro de Mercado S.J. se refiere como el fundador del Colegio
Máximo por las limosnas que entregó.
Instalados ya
definitivamente en este sitio que comprende las actuales calles García Moreno
por el este, Benalcázar hacia el oeste, Sucre por el norte y Espejo por el sur,
establecen su escuela, el noviciado que funcionaría en este complejo hasta 1674
y posteriormente la Universidad de San Gregorio Magno que se fundó en 1622,
bajo la Bula del papa Gregorio XV y la Cédula de Felipe IV, esta pasaría luego
a constituirse en una de las más
importantes de aquella época ya que la enseñanza que se impartía abarcaba varías áreas del conocimiento.
En este punto es
importante destacar que con la llegada de los Jesuitas a Quito el nivel de la
educación mejoro ostensiblemente, se los considera como los pioneros en
introducir el movimiento de la Ilustración en la ciudad, este movimiento
filosófico europeo que nace en Francia y luego se extiende por toda Europa tiene
como base fundamental que todo puede ser comprendido a través de la
razón, se impartieron cátedras nuevas como la Teología, Física, Matemática,
Química, Humanismo, Artes y destacándose también la enseñanza de la
Astronomía entre otras, ya que las
Universidades existentes para esa época remitían sus estudios más hacía la
Teología.
Al ser este el Colegio Máximo de Quito es de aquí desde
donde se enviaban las provisiones para la Misiones, así como también se
encontraban ubicadas las habitaciones de los Padres, boticas, laboratorios,
etc.
El año de 1605 se marca como la fecha de inicio
de la construcción del Templo de la Compañía de Jesús en Quito, la misma que se
terminara según consta en una lápida ubicada en la fachada el 24 de julio de 1765, es decir que toma 160 años la
ejecución de la obra, al igual que Colegio que llevaba el nombre del fundador de la Orden, el Templo se lo consagrara a “San Ignacio de Loyola”, curiosamente
muy poca gente hasta nuestros días conoce que este es su nombre original, la
costumbre nos ha hecho que los conozcamos casi desde siempre como La
Iglesia de La Compañía de Jesús.
Al referir 160 años
de construcción podemos señalar en este aspecto tres etapas: 1605 a
1636, de 1636 a 1689, y de 1689 a 1765.
Los planos llegan
hasta Quito por medio de Nicolás Duran Mastrilli S.J., se toma como modelo en la parte
arquitectónica a la Iglesia de Il Gesu en Roma iniciada en 1568 y cuyos planos
fueron desarrollados por Jacopo da Vignola y que se la considera como la
iglesia madre de todos los templos jesuitas su fachada fue elaborada por
Giacomo della Porta, discípulo de Miguel Angel, Domenico……..
La influencia
decorativa se la extrae de la Iglesia
de San Ignacio en la misma ciudad
esta fue diseñada por Carlos Maderno y Francisco Borromini y cuya construcción
estuvo a cargo del arquitecto jesuita
Orazio Grassi entre el año de 1626 – 1650, concluyéndose en 1722, y en la
que su decoración se la debe al hermano jesuita Andrea Pozzo,
siendo quizá la obra más espectacular la de la falsa cúpula la misma que no es
sino únicamente una pintura, la diferencia con la iglesia italiana es que en la
misma el mármol y los metales fueron los materiales mayormente utilizados
mientras que en nuestra iglesia se utilizó la madera y el pan de oro.
El Templo se
construirá con su planta en forma de cruz latina orientado de este a oeste,
según la tradición cristiana con una nave central cubierta por una bóveda de
cañón corrido donde destacan los lunetos y los arcos fajones , dos capillas
laterales en las que destacan sus retablos y cupulines, sus dimensiones 58 m de
largo por 26.52 m de ancho; la altura desde el piso hasta la bóveda de cañón
corrido es de 16 m mientras que desde el crucero hasta la linterna de la cúpula
de media naranja existen 26 m.
La obra se iniciará
bajo la dirección como habíamos visto de Nicolás Duran Mastrilli S.J., junto
con el trabajara como maestro de obra el Hermano Francisco Ayerdi, según últimas investigaciones no se puede
descartar que a más de la colaboración de jesuitas de diferentes nacionalidades
se haya contratado también a alarifes y
arquitectos quiteños que ayudarían en la obra, como lo menciona la historiadora
Susan Webster, entre ellos al maestro cantero indígena Diego Aulis y al maestro
Francisco Tipán para realizar obras en el templo y el complejo.
Esto comprueba que para levantar el templo fue indispensable
la ayuda de la mano de obra de nuestros indígenas, la utilización de gente raza
negra en la construcción del templo también
debió haberse dado como lo comenta Chirstiana Borchart Ph. D en Historia
Socioeconómica.
Para el año de 1613
el Templo se abre con sus naves ya concluidas, en el año de 1636 llega el Hermano Marcos Guerra se produce un
Para la obra
material en pilastras y fachada se utilizó la piedra andesita de color
gris proveniente de la hacienda de Tolontag contigua a la hacienda jesuita de
Pintag, y de Yurac de propiedad de la Comunidad, en realidad no toda la
estructura de la pilastra sería de piedra
a decir del Arq. Diego Santander, sino más bien solo desde la base de la
misma hasta aproximadamente un poco más de la mitad de la misma.
Para el resto de la
pilastra, arcos de medio punto, arcos formeros, base de cúpulas y cupulines se
utilizo el ladrillo.
El material que se
usó para terminar el trabajo de la bóveda así como del tambor de las cúpulas es
el que más atrae nuestra atención se trata de la piedra pómez que por su
constitución porosa y ligera facilito su colocación a la altura que se
encuentran estos elementos.
Para el trabajo de
retablos se utilizaron varias tipos de madera entre las que sobresale el cedro,
cedro
rojo y roble.
Para
la decoración se utilizo delgadas láminas de pan de oro de 23 quilates,
lo que le da ese brillo tan espectacular a la misma, razón por la cual se le ha
dado varios apelativos: “El Templo de Salomón de América del Sur" y "Ascua de Oro". Ir a << Museos de la ciudad de San Francisco de Quito >>