El calor del fuego servía para preparar los
alimentos, protegerse del frío quiteño y elaborar las más hermosas piezas de
barro, de tan buena calidad que hasta hoy sobreviven (1500 a.c) y son testigos
fieles del nacimiento de los quiteños.
Este legado se encuentra en el ‘Museo de
Sitio de Cotocollao ubicado en la calle Santa Teresa y Loyola, en el enigmático
lugar hay entierros sobre los cuales se construye el museo. Los restos que son
exhibidos en el lugar pertenecen al período formativo (1500 a.c y 1500 d.c).
Los vestigios arqueológicos y las primeros asentamientos del Distrito se
encontraban sobre la meseta de Quito que estaba cruzada por vertientes del
Pichincha, que alimentaban las dos lagunas que se asentaban en el valle de la
ciudad.
Los asentamientos formaron la Aldea Formativa
de Cotocollao que fue sepultada por las cenizas del volcán Pululahua. Los
cotocollaos que fueron pacíficos y no tenían ejércitos guerreros tuvieron
influencia de culturas como Machalilla, Chorrera y Yumbos. Los primeros
ancestros de los quiteños vivían en cabañas de madera, ramas y demás,
revestidas de arcilla. Su alimentación estaba basada en el consumo de papa,
tubérculos, maíz, carne de venado y aves acuáticas que llegaban a la laguna de
Iñaquito.
Exhibición al natural
La entrada al museo es gratuita. Tiene en
exposición 178 piezas arqueológicas, un enterramiento, esqueletos y las
herramientas que utilizaban los cotocollaos para la cacería. El museo está
decorado con cuadros, ilustraciones y tomografías que representan el período
formativo, antes de la llegada de los incas a las tierras andinas. El museo se
construyó sobre un área de 300 metros cuadrados.
La atención es de lunes a viernes de 8h00 a
16h00. Visita guiada gratuita.
Familiares expuestos
Los antecesores de los quiteños fueron
encontrados en Cotocollao en 1977, cuando niños del sector jugaban en un
terreno baldío y encontraron restos de cerámica y desde ese año se realizaron
las excavaciones.
Entre los restos encontrados están
esqueletos, piezas arqueológicas, piedras talladas en obsidiana, basalto y
otras piezas que parecerían para ceremonias.
Posible solución
Las excavaciones que se realizaron a finales
de los 70 por parte del Banco Central hicieron que el terreno por patrimonio y
cuidado del mismo forme parte de la entidad. Al poco tiempo de abierto el museo
por 1982 fue cerrado, y en el 2001 tras pedido de la comunidad al Municipio
reabrió sus puertas de forma gratuita, manifestó Rita Romero, arqueóloga y
encargada del museo.
El Municipio destinó 26 mil dólares al
proyecto del museo de sitio, sin embargo no se puede hacer uso de los mismos,
porque el Banco Central no ha suscrito con el Municipio para dar en comodato el
área del Museo.
Galo Sánchez, morador del sector, manifestó
que sería importante llegar de inmediato a un acuerdo que permita que el área
se utilice con fines de servicio.
“El dinero destinado por el Municipio
serviría para ampliar el espacio y recibir a toda la ciudadanía, para que
conozcan el valor que tuvo y tiene la cultura en el país”, afirmó Sánchez.
Romero agregó que de realizarse una participación
legal por parte del Banco Central y el Municipio, los terrenos que no tienen
construcción serían adecuados para la creación de un Centro Cultural que
albergaría a los artistas y promotores culturales de la zona. Además se
adecuaría una biblioteca especializada para temas culturales que involucren
directamente al país.
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